16 Alzando David los ojos vio al ángel de Yahveh que estaba entre la
tierra y el cielo con una espada desenvainada en su mano, extendida contra
Jerusalén. Entonces David y los ancianos, cubiertos de sayal, cayeron rostro
en tierra.
17 Y dijo David a Dios: «Yo fui quien mandé hacer el censo del
pueblo. Yo fui quien pequé, yo cometí el mal; pero estas ovejas, ¿qué han
hecho? ¡Oh Yahveh, Dios mío, caiga tu mano sobre mí y sobre la casa de
mi padre, y no haya plaga entre tu pueblo!»